lunes, 17 de diciembre de 2012

LAS DE JUAN SERRANO


       
Nunca animal ninguno, tuvo tan mala fama como las cabras.
En época de guardería todas fueron mal decidas `` la madre que las parió´´. Algunos incluso en un rebaño de mil ovejas y diez cabras se escandalizaban  y solían decir `` ¡Pero cuántas cabras llevas!´´ Otros las veían como exterminadoras del monte, que ignorancia,  y resultó que el monte casi acaba con ellas, pero si es verdad que la cabra tira al monte cuando llega la hora del parto para sí ocultarse. Otros las ven como destructoras de todo pero solo tiran la piedra mal puesta o rompen la teja mal colocada.
Han sido estudiadas por la astronomía, como las cabricas del cielo, y no hay mujer que haya permanecido mucho tiempo al calor de un brasero o fuego que no le hayan salido cabricas en las piernas. Pero hay de aquel que a la hora de echar la partida de guiñote pierda con su compañero y entre ambos se jueguen las cabras al perdedor le tocará pagar lo allí tomado.
En épocas de poco ordenador y poca televisión fueron motivo de entretenimiento porque ¿Quién  en reuniones familiares o en matanzas de gorrino no jugo a las cabricas? ``Que vienen tarde y se van temprano la más chiquitica lleva cencerro´´. Y como no, ¿Quién no ha leído o escuchado el cuento de los siete cabritillos?
Góngora decía que cuando pitos flautas que cuando flautas pitos que la cabra más coja parió el mejor cabrito, pero que otros se pasean con mil delitos.
Cabra coja no quiere sestero y son los machos cabríos elegantes y señoriales con su peculiar olor a recendidos en primavera que Andrés Belenchón en su alusión al tabaco siempre dice que teníamos que  fumar lo que se fuman los machos en celo……………
Fueron otras las que por un motivo u otro quedaron en la memoria. La cabriada del pueblo que en pleno verano y en noche de tormenta asustadas por los truenos, lluvia y relámpagos no aguantaron en el cobijo de los pinos y corrieron en busca de su majada. Pero al llegar allí la puerta estaba cerrada rodearon media manzana buscando cobijo hasta que encontraron una puerta abierta y resultó que era la casa de la maestras del pueblo la señorita María José. Allí estuvieron hasta que llegaron los cabreros Arturo y Alejandro cuando ya no habían dejado títere con cabeza, ni floreros ni macetas y las paredes todas mojadas   
A Lucía Martínez cuando realizaba las tareas del hogar escuchó ruidos extraños en una habitación del piso de arriba la mujer temerosa subió haber que  es lo que ocurría y se encontró en la habitación una cabra, el animal al verse reflejado en el espejo del armario acometía a topetazos con la del frente hasta romper el cristal.



Hubo alguna incluso algo maniática como la cabra de José María Gonzalo. En su ruta de trashumancia a la altura de  la carretera Cuenca Mariana y como si conociese el código de circulación no quiso rebasar la línea continua de la carretera. Todos los intentos de los pastores fueron inútiles, ya que el animal rodeó unos trescientos metros lanzándose al río `` pero no rebasó la línea’’.
Como animal testarudo fue el  ceajo de Monterde .  Un choto de seis meses   de vida seleccionado y adquirido por el ayuntamiento de Guadalaviar en el pueblo de Monterde de Albarracín para semental  de su cabriada, fue capaz de lanzarse al vacío desde lo alto de un risco con pérdida de su vida de tal de no ir con las cabras.
 Román y Casimiro a la hora del sestero siendo ellos unos chavales  las utilizaban para labrar con ellas en el paraje de la Poyadilla, pero claro eso era hasta que su padre, el tío Juanillo, asomaba por allí y con mimbre en mano les hacía comprender que no eran animales preparados para la labranza.
Hubo momentos de abandono por parte del cabrero Cayo González a consecuencia de algún que otro ligue y por lo cual los animales solían meterse en lo prohibido o en terreno acotado cuando su hermano menor, Antonino, le reprochaba aquello de`` ¡Los chotos por el Varondillo y tú con las mozas! ¡La dieé  y la dioó!´´
Fue en casa de Marino Soriano cuando uno de sus hijos dio la voz de alarma que en la cama de una habitación de la casa había alguien o algo acostado cuando todos corrieron a ver lo que era, resultó que era una cabra allí acostada. Pero Marino en su ironía y buen dote para contar cuentos decía, que incluso estaba tapada con mantas y todo.
Alguien tuvo la idea de representar al demonio en forma de macho cabrío pero seguro que no conocía el dicho de: Si te ves perdio héchate al cabrío.       
          

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